Todo viaje debe llegar al final, aunque la mayoría de las veces no nos agrade. Sin embargo, y aunque creo que tendré que apretarme el cinturón en los próximos meses, creo que la experiencia fue muy buena. Si bien salir solo no es muy agradable para mucha gente, el hecho de no tener que preguntarle a alguien qué quiere hacer en el dia, y la libertad de movimiento que tuve durante toda la semana son cosas que no tienen precio y que hicieron de esta locura un viaje muy entretenido. Además, durante estos días uno siempre conoce gente que hace tu estadía o tus vijes y paseos más entretenidos.
Es así como los dias en Valdivia transcurrieron entre paseos por la ciudad (a pie, por supuesto) para recorrer algunos monumentos urbanos (y buscando las cervezas locales, obvio), y otro viaje a Niebla (estavez no pasé a la feria costumbrista, sino que fui a ver el fuerte de Niebla y luego el de Corral), y sus procesiones a la Kuntsmann (2 veces, no podía ser de otra manera). También pude probar los crudos del Haussman, tanto que me habían hablado de ellos, que al final los probé, y le hicieron honor a su reputación. Y su precio lo justifica (ni hablar del kuchen de uez, que estuvo mortal).
Como todo buen inicio debe tener un buen final, y como tenía que quemar algunas calorías, el último dia fui al Parque Oncol, en un tour que recorría el rio Valdivia, el Cau Cau y se interna en una reserva natural preciosa. Eso, además de mi primera experiencia en Canopy, hicieron que la levantada temprano valieran la pena (el barco sale a eso de las 10:15 todos los dias). De vuelta, una pequeña escala en el pequeño pueblito de Punucapa, donde aproveché de llevarme la última botella de mi armamento (una Sidra de Manzana muy rica), y al llegar a Valdivia, el último crudo antes de subirme al bus.
Ahora estoy listo para retomar mis quehaceres y mi tesis, la cual por cierto, la dejé bastante abandonada en estos dias. Pero vuelvo de este periplo con el relajo por los dias tomados y con la convicción que puedo hacer todo cuanto me proponga y que no existen límites más que el de la voluntad y la imaginación ¿Lo volvería a hacer un viaje así? Sí. ¿Solo? Depende de si alguien más se anima a subirse al bus conmigo, pero ese alguien debe estar preparado para sobrevivir a levantadas temprano y caminatas largas, que al final, tienen buenas recompensas. ¿Tú me acompañarías?......
(Por cierto, el video lo hice con una cámara digital, que tenía función de video, amarrada al arnés de seguridad del canopy)