domingo, 18 de octubre de 2009

¿Destino? Mis polainas

A ver. Hace un rato que no escribo en mi pequeño reducto virtual, más que nada porque no me hecho el tiempo para hacerlo y porque he tenido poco relevante (si puedo usar ese adjetivo) que contar. Sin embargo, en las últimas semanas he experimentado pensamientos que me llevan de un lado a otro, en un vano intento de encontrarle sentido a mi vida. Hace un tiempo que estoy solo, ya que decidí dejar a mi última pareja de Santiago, con la vaga esperanza de establecerme acá, lo cual implica entablar relaciones con la gente local. Eso de alguna forma me llevó a una clase de relación con otra chica. Y digo "clase de relación" ya que debido a ciertas circunstancias que no diré ahora, tuvimos que mantenerla oculta y no la podíamos definir como pololeo formal. ¿Qué pasó? Se distanció unos días y todo se fue a las pailas. ¿Razones? No vale la pena mencionarlas, pero só hacer notar que eso me hizo pensar. ¿Seré yo el que lo echó a perder? Claro, es lógico pensalo dada mi habilidad natural de echar a perder cosas, y más aún, las relacionadas con relaciones humanas. Sin embargo, después de un evento en particular que terminó por distanciarnos en forma permanente, me di cuenta de la realidad: sus razones para terminar conmigo no eran tales (o al menos, había una inconsistencia tremenda entre lo que diijo y lo que hizo). Y lo que más me molesta es que encontró la forma de odiarme por algo que no hice (en serio, algo que no hice porque no me pareció que debía hacerlo y que ahora más que antes creo que fue lo correcto). Pero, ¿por qué no decirme que tenía otra relación, si ella se quejaba que era siempre "la otra"? Si le pregunté si había alguien más y me dice que no, y luego la veo con otro, ¿no estará haciendo lo mismo que hicieron con ella? Si, digamos que algo que me hizo acercarme fue esa necesidad de su parte de desahogarse, lo que me llevó a conocer a una persona que sabía lo que quería y luchaba por ello; sin embargo, la que actualmente veo es alguien cuya honestidad no vale nada, y aunque me dija lo buena persona que era, y que quería mi amistad, eso no sirve de nada después de todo. Y con todo, aún no responde la gran pregunta: ¿Tan poco valgo como para no decirme la verdad? Al final no sé lo que me molesta más....

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